Ya sea una lluvia leve, un chaparrón o una tormenta de verano, está demostrado que conducir bajo la lluvia no es el escenario ideal para muchos conductores, especialmente para aquellos que presentan problemas de visión, tal y como explicábamos en el post anterior. La incomodidad, la falta de visibilidad y la sensación de tener menos agarre sobre el asfalto son algunos de los síntomas más comunes que tenemos cuando nos trasnportamos en vehículo bajo unas condiciones climatológicas de lluvia.
Tenemos que tener presente que con la lluvia nos enfrentamos a una reducción de nuestra visibilidad. Por supuesto, dependerá de la intensidad de la lluvia, pero siempre debemos tener en cuenta que conforme la lluvia incremente pederemos campo de visión y distancia de nuestro horizonte. Asimismo, hay que tener especial precaución con agua extra que nos proyectan otros coches, pero sobre todo vehículos grandes como autobuses o camiones.
En condiciones de lluvia debemos estar seguros de que tanto el parabrisas como las escobillas estén en perfecto estado de limpieza y mantenimiento. Si nuestro vehículo no está bien cuidado es importante saber que la suciedad será un gran enemigo en tiempos de lluvia ya que producirá “barro” o pasta que nos perjudicará a la visibilidad mucho más de lo normal. Además, las luces deben estar en perfecto estado de funcionamiento, y bien limpias.
Lo ideal por tanto, es simpre viajar con buenas condiciones climatológicas.